Seguro, que a estas alturas habrás escuchado en más de una ocasión aquello del Internet de las cosas, que las direcciones IP se acabarían por que cada vez habría más equipos conectados a la red. Neveras que harían el pedido al supermercado vía web, una casa domótica, en la cual podrías subir o bajar las persianas desde la oficina, o cortar el paso del agua por que la lavadora se desbordó. Lo que no nos explicaron fue que los objetos, una taza, un soporte para una percha, una carcasa para tu móvil, o un rodamiento mecánico, también se abrirían hueco en la red de redes.
Rodamientos, tazas, juguetes, e incluso máquinas que pueden realizar una función concreta, son hoy por hoy fácilmente descargadas por la red… Pero aquí el problema, descargar, download, palabras tabú, que han acompañado a los movimientos opensouce, tachándolos de aquello que no son, y que en muy breve van a ser de nuevo objeto de una nueva revolución en la industria, no solo por lo que supone la impresión en tres dimensiones si no por todo lo que le acompaña. Las cosas en Internet hoy, están más vivas que nunca.